Normalmente cuando una pareja se anima a formar una familia cree que lograr el embarazo es algo relativamente sencillo, pero no siempre es así. Por eso, el diagnóstico de infertilidad suele suponer un duro revés para ambos. Sin embargo, eso no significa que tengan que renunciar a su deseo de ser padres.
A día de hoy, los tratamientos de reproducción asistida permiten conseguir el embarazo a muchas parejas con problemas de fertilidad. No es un camino fácil, pero la mayoría de las veces tiene recompensa: tener entre los brazos al hijo soñado.
El retraso de la entrada a la maternidad en España, incluso más allá de la edad reproductiva, es el factor principal que ha disparado los problemas para lograr el embarazo en los últimos años y, frente a esta causa de infertilidad, existen tratamientos de reproducción asistida que disminuyen los riesgos derivados de la edad y dan más garantías de éxito. En determinados casos, la capacidad de los óvulos de la mujer que desea ser madre desciende y no es posible tener embriones que puedan dar lugar a embarazos evolutivos.
La ovodonación, una alternativa para ser madre
Cuando el ginecólogo plantea la alternativa de la ovodonación a las mujeres de edad avanzada que buscan el embarazo pero tienen baja reserva de óvulos o estos son de peor calidad, la noticia les suele suponer un conflicto interno. Desean tener un hijo pero nunca se imaginaron que pudiera ser con óvulos de otra mujer.
Por un lado está la anhelada maternidad, pero por otro les puede preocupar que el niño no se vaya a parecer físicamente a ellas ni a su familia, y que en cierto modo se pierda la carga genética de esta.
También pueden llegar a preguntarse si serán capaces de cuidarle y quererle como si fuera suyo, y si los abuelos y familiares le aceptarán sin problemas.
Paralelamente, puede aparecer un sentimiento de culpabilidad por haber retrasado el momento de la maternidad a una edad en la que el reloj biológico ya corre en contra.
Cambiar el foco de la meta vital
Se trata de una decisión complicada, por lo que son normales los temores y las dudas. En este punto, los expertos insisten en la importancia de ofrecer desde un primer momento toda la información posible a la pareja y todo el apoyo que les permita aceptar la condición de infertilidad, cambiar el foco de la meta vital y modificar la actitud respecto a la ovodonación, viéndola con otros ojos. Asimismo, afrontar este tipo de tratamientos desde el inicio con normalidad ayuda a una mayor aceptación por parte del entorno.
En opinión de los expertos, de optar finalmente por la ovodonación, lo que más les va a ayudar a que conformen una familia psicológicamene sana y equilibrada emocionalmente es el ser conscientes de que, al margen de la procedencia de los gametos, lo importante es el sentimiento de maternidad/paternidad que surge desde el momento en que se implanta el embrión en el útero de la mujer.
Un vínculo que tiene implicaciones mucho más fuertes que las procedentes de la carga genética de las donantes. De hecho, la mayoría de las mujeres que se convierten en madres por ovodonación refieren que una vez que tienen a su hijo en el vientre, se esfuman los temores.
Además, hay que tener en cuenta que durante el desarrollo embrionario se produce el fenómeno de regulación epigenética, que depende del ambiente en el que se desarrolla el embrión, en este caso el útero materno. Es por este fenómeno por el que la futura mamá, sin cambiar la carga genética del embrión, produce cambios en la expresión de los genes, influyendo en el desarrollo del futuro bebé (aunque la mujer que se queda embarazada no transmite su carga genética al embrión, sí que influye en el desarrollo del futuro bebé).
Una vez que el niño ha nacido y a medida que crece, es clave que la narrativa familiar sobre sus orígenes se centre en cómo se formó la familia, no tanto en los genes. Ser padre significa criar, amar y educar. El vínculo y la calidad de la relación entre los progenitores y sus hijos es lo principal.
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