Los hábitos de vida poco saludables como una mala alimentación o el tabaco pueden influir negativamente en la salud reproductiva de hombres y mujeres.
Aproximadamente entre el 15-20% de las parejas en edad fértil en España tienen problemas para conseguir embarazo de forma espontánea. Las causas pueden encontrarse en la mujer (30%), el hombre (30%), en ambos e, incluso, pueden llegar a ser causas desconocidas difíciles de identificar.
El retraso en la edad de maternidad y el actual estilo de vida están provocando que cada vez haya más casos de infertilidad y que la calidad ovárica y seminal de los españoles esté descendiendo. Pero veamos a continuación algunos de los principales factores que pueden influir negativamente en la capacidad reproductiva de hombres y mujeres para adoptar así medidas que ayuden a cuidar la fertilidad.
Mala alimentación y sobrepeso
Una dieta equilibrada y saludable es de suma importancia. Por el contrario, una mala alimentación puede causar anemias, desajustes hormonales e irregularidades en la ovulación de las mujeres. También influye en los hombres. Aquellos que toman pocos vegetales, además de carne procesada y lácteos grasos en exceso, muestran peor calidad del semen que los que mantienen una dieta variada con verduras, frutas y lácteos desnatados.
Según la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR), la obesidad puede ocasionar problemas de fertilidad y solo con reducir un 5% el índice de masa corporal en casos de sobrepeso se puede mejorar la fertilidad. El sobrepeso suele ir ligado al sedentarismo, que no contribuye a la salud, tampoco a la reproductiva, por lo que se aconseja practicar ejercicio moderado de forma habitual.
Tabaco y alcohol
Fumar es uno de los grandes enemigos de la fertilidad. En el caso de las mujeres, implica una peor calidad ovocitaria y embrionaria, así como un incremento de las anomalías cromosómicas en los embriones. En el caso de los hombres, provoca alteraciones en los niveles hormonales, afectando a la calidad y cantidad del esperma, así como a su movilidad y morfología.
Asimismo, el consumo de alcohol, además de retardar el momento de la concepción, incrementa el riesgo de abortos espontáneos y de que los niños sufran problemas físicos, psíquicos o de comportamiento.
Contaminación ambiental
En medicina reproductiva, tanto la calidad seminal como el éxito o fracaso en la implantación del embrión son dos de los retos más importantes que se encuentran en la consulta y que pueden verse afectados por la exposición a tóxicos.
Los espermatozoides son extremadamente sensibles a la acción de los tóxicos medioambientales y a los cambios de temperatura que alteran parámetros básicos como su número y capacidad de movimiento, provocando alteraciones de la fragmentación del ADN espermático y otras alteraciones que pueden influir en su capacidad fecundante.
En este sentido, las últimas investigaciones sugieren que las radiaciones electromagnéticas con radiofrecuencias emitidas por los teléfonos móviles pueden tener un efecto perjudicial sobre la fertilidad masculina.
Estrés
Si bien no se puede establecer aún una relación directa entre el estrés y la fertilidad, numerosos estudios apuntan a que afecta de manera significativa al éxito de las técnicas de reproducción asisitida, sobre todo aumentando el número de parejas que abandonan el tratamiento antes de intentarlo el número suficiente de ciclos para conseguir el embarazo deseado.
Un estrés excesivo puede causar anovulación o ciclos menstruales irregulares o incluso la supresión del periodo. También puede reducir la cantidad y calidad de los espermatozoides.
Además de estos efectos directos, puede suprimir la libido y ser causa de disfunción eréctil, dando como resultado una reducción en la frecuencia de las relaciones sexuales, que a su vez también podría afectar a la fertilidad.
Recurre a los especialistas
Como vemos, es primordial adoptar hábitos de vida saludables si queremos cuidar nuestra fertilidad: dieta variada y equilibrada, práctica de ejercicio físico, vida tranquila, abandono del hábito tabáquico, consumir alcohol de forma moderada…
Junto a todo esto, es fundamental acudir a revisiones rutinarias para detectar cualquier alteración que pudiera afectar a la fertilidad. Se calcula que hasta un 20% de las mujeres con problemas de fertilidad puede padecer endometriosis, una patología benigna que puede dar lugar a dificultades a la hora de conseguir el embarazo.
Dado el retraso en la edad a la que se tiene el primer hijo en las sociedades desarrolladas, también es clave que las mujeres conozcan su estado de fertilidad y sus probabilidades reproductivas para poder actuar a tiempo si es necesario. Pueden conocerlos a través del análisis de la hormona antimülleriana (AMH), un marcador que ofrece información sobre la cantidad de folículos ováricos y la calidad ovocitaria. No hay que olvidar que la fertilidad de la mujer declina con la edad y que, a partir de los 37-38 años, sufre un descenso muy importante.
Alexandra
Teresa