No cabe duda de que la leche materna es uno de los alimentos más preciados que un bebé puede consumir durante sus primeros meses de vida. Mejora el sistema inmunológico de los recién nacidos, les ayuda a desarrollar un vínculo muy fuerte con la madre y además, puede ayudarles a mejorar sus habilidades cognitivas. En definitiva, es el alimento más natural que existe y está creado especialmente por sus madres para ellos, pero ¿cuándo se debe comenzar con la alimentación complementaria de los pequeños? Muchas veces, esta respuesta no está en un libro sino en el propio bebé. En general, se recomienda la lactancia materna de forma exclusiva hasta los 6 meses de vida del bebé.
Cada bebé madura de una manera diferente y la observación es la mejor arma que unos padres pueden tener para saber cuándo es el momento de introducir algo nuevo en la vida de su pequeño. Por ejemplo, si el bebé se mantiene sentado recto por sí solo, muestra gestos de hambre o saciedad cuando se le está alimentando, estos son síntomas de que tu bebé ya reconoce algunas de sus funciones vitales y responde ante ellas. Si bien es verdad que es difícil para un bebé, e incluso para un niño, reconocer la sensación de saciedad y se debe vigilar muy bien las porciones de comida que se le dan, es un primer paso hacia el desarrollo de una relación sana con la comida.
En las últimas recomendaciones publicadas recientemente en el congreso Nacional de alimentación en pediatría, se afirma que se recomienda prestar mucha atención al problema del sobrepeso y obesidad infantil en España, ya que es un problema muy prevalente en nuestro medio.
Baby-led Weaning (BLW), la alimentación complementaria guiada por el bebé
Si el bebé muestra interés por la comida, siempre que sean alimentos sanos y naturales, ¿por qué no dejar que entre en contacto con ellos? Una buena manera de comenzar a introducir nuevos alimentos es dejando que el bebé esté presente en las comidas familiares y vea cómo es la comida, esto se conoce como Baby-led Weaning, o alimentación complementaria guiada por el bebé. Dejar que juegue y experimente con esos alimentos hará que cuando deba adoptar una comida sólida le sea más sencillo adaptarse. Además, ya sabrás qué alimentos sí le gustan y cuáles rechaza. Nuestra responsabilidad como padres será hacer que su oferta alimentaria para el Baby-led Weaning sea siempre de alimentos saludables, sin excesos de dulces, snacks y precocinados.
Comienza con cosas que sean blandas, y que pueda chupar sin atragantarse. Elige siempre que sea posible trozos del tamaño de un puño, que pueda agarrar con facilidad y dejárselos al alcance de su mano en la trona, o bien dárselos en la mano. Si el bebé muestra interés y tiene la coordinación suficiente como para llevarse el alimento a la boca y saborearlo, es indicativo de que sabrá tragarlo. De esta manera, comenzará a tener una relación más directa con la comida que acabará consumiendo durante el resto de su vida. Se ha demostrado que los bebés que han comenzado a consumir alimentos sólidos antes, no en forma de puré, muestran menos problemas cuando deben hacer la transición definitiva.
Recuerda que los bebés aprenden por imitación y jugando, por eso es fundamental que vea cómo sus padres y familiares comen, así como poder tocar, ver, oler y saborear la comida que le das. Esto no significa que se les deje desatendidos mientras consumen nuevos alimentos. Uno de los miedos más extendidos es la posibilidad de asfixia, algo que puede pasar tanto si comen purés como si toman trozos sólidos. Presta siempre mucha atención a los pedazos que le des y cómo los maneja, si los tolera bien y no hay ningún tipo de reacción alérgica tras el contacto con un nuevo alimento. Vigilando con cuidado este proceso, puede ser una manera muy saludable de que el bebé vaya introduciendo nuevos alimentos y desarrolle una relación saludable con la comida.
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