El diastema es una separación entre dos dientes que suele ser más frecuente entre los incisivos centrales superiores (vulgarmente conocidos como «paletas»). Puede deberse a una desproporción en el tamaño de los dientes, a la falta de alguna pieza dental o a un frenillo labial demasiado grande (el tejido que se extiende desde la parte interior del labio hacia el tejido gingival, donde se localizan los dos dientes frontales superiores).
Si bien es muy frecuente en niños con dientes de leche, ese espacio interdental tiende a desaparecer a medida que van creciendo y adquiriendo su dentición definitiva. En caso de permanecer pasada esa etapa vital, los odontólogos recomiendan corregirlo, ya no solo porque afecta a la estética dental (aunque también sea una moda), sino porque tiene implicaciones en nuestra salud bucodental.
Cuando en la boca no existe un correcto engranaje y los dientes no están bien colocados, no hay estabilidad, por lo que los incisivos se pueden sobrecargar, fracturar o erosionar. Además, si no hay una buena mordida, pueden surgir problemas más graves como dolor de cabeza, inflamación de las encías o incluso periodontitis. Asimismo, el diastema puede afectar al habla, pues supone una fuga de aire al articular las palabras.
Soluciones para los dientes separados
Los diastemas se pueden tratar con distintos procedimientos, no habiendo un tratamiento único. No obstante, las dos alternativas más comunes y efectivas son la colocación de carillas dentales y la ortodoncia, aunque la indicación de una u otra solución dependerá del diagnóstico clínico previo.
Las carillas dentales son ideales para corregir de manera rápida y sencilla la separación de los dientes en caso de que el paciente tenga una mordida adecuada y los dientes con buena disposición, o en casos donde la causa del diastema sean dientes pequeños. Estas finas láminas, generalmente de cerámica o porcelana, se adhieren a la parte frontal de los dientes mediante un cemento o una resina especial, cubriendo alteraciones en su forma, color o tamaño, y modificando ligeramente el diente al ser necesario su tallado.
En el caso de la ortodoncia, esta técnica ayuda a mover suavemente y poco a poco las piezas dentales, corrigiendo su posición y logrando, finalmente, el cierre del diastema por completo. Así, y a diferencia de las carillas dentales, no solo se consigue una sonrisa bonita, sino que se logra una correcta colocación y alineación de los dientes, una buena mordida. En definitiva, una boca más sana desde el punto de vista de la salud bucodental.
Es un tratamiento largo, que requiere varios meses, y su coste es algo superior, pero es altamente eficaz para cerrar la separación entre dientes y dejar una disposición perfecta de los mismos. Además, estos se mantienen intactos.
En la actualidad, gracias a las innovaciones en el campo de la odontología, los pacientes que no quieran llevar aparatos de ortodoncia visibles pueden optar por los invisibles, que permiten solucionar los problemas dentales más complejos.
Desde que la actriz francesa Brigitte Bardot pusiera de moda su sonrisa imperfecta con diastema en los años 50 y 60, son muchas las modelos, cantantes o actrices que lucen este defecto y han acabado convirtiéndolo en tendencia estética. Algunos han llegado incluso a provocárselo. Los dentistas recomiendan subsanarlo y, en ningún caso, crearlo artificialmente, pues, como hemos visto, no está exento de riesgos.
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