Dentro de las alternativas de reproducción asistida la inseminación artificial es una de las técnicas más sencillas, pero, ¿de qué se trata exactamente?, ¿cómo funciona? A continuación te contamos todo lo relacionado sobre la inseminación intrauterina, para que puedas aclarar estas y más dudas.
Un método rápido e indoloro
La inseminación artificial consiste en colocar mediante un dispositivo especial los espermatozoides, previamente seleccionados y capacitados, en el útero de la mujer. Así, se acorta la distancia que separa al espermatozoide del óvulo, facilitándose el encuentro entre ambos y, por lo tanto, la concepción.
El procedimiento se realiza de forma ambulatoria y no requiere anestesia. La sensación que produce no es dolorosa, solo en algunos casos un poco molesta, parecida a la de la citología en una revisión ginecológica. Se coloca el espéculo y se realiza la inseminación introduciendo una cánula alargada con la muestra de semen capacitado en el interior de la cavidad uterina. Después solo es necesario que la paciente permanezca en reposo, tumbada, entre 10 y 15 minutos. A continuación, puede hacer vida normal.
Preparación, los días antes
Para llevarlo a cabo es necesario sincronizar la inseminación con la ovulación, ya sea de forma natural o mediante estimulación ovárica para asegurar la maduración de uno o dos óvulos. El especialista en reproducción asistida es el que controla la medicación y dosis, que suele administrarse por vía subcutánea, y sigue todo el proceso mediante ecografías para determinar la ovulación y momento idóneo para la inseminación.
El esperma es previamente procesado en el laboratorio para garantizar la fracción de semen más fecundante. Esta puede proceder de la pareja, cuando se trata de una inseminación artificial con semen del cónyuge (IAC) o de un donante anónimo (IAD) cuando procede de un banco de semen.
¿Para quién está recomendada?
La inseminación artificial puede resultar adecuada para parejas heterosexuales con problemas de fertilidad que lleven más de un año buscando un bebé sin conseguirlo con pruebas de fertilidad sin alteraciones. También para mujeres sin pareja o con una pareja de su mismo sexo con pruebas de fertilidad sin alteraciones.
Los siguientes factores contribuyen a una mayor probabilidad de éxito:
- Duración de la infertilidad. A mayor número de años intentando concebir sin lograrlo, menos posibilidades.
- La edad de la mujer. Lo ideal es que sea menor de 35 años, ya que con el paso del tiempo va disminuyendo el éxito.
- Las características del semen. Esto se puede determinar mediante un análisis del semen y de la capacidad que tiene para conseguir el embarazo. Se considera como normal la concentración de espermatozoides en eyaculado por encima de 15 millones/ml y un test de capacitación espermática que sea superior a 5 millones/ml. En el caso de elegir un donante, los bancos de semen garantizan la calidad adecuada.
¿Tiene riesgos?
Aunque se trata de la técnica de reproducción asistida más simple, hay que tener en cuenta los riesgos siguientes:
- El 15% de los embarazos que se consiguen tras inseminación, aproximadamente, son gemelares. Hay más probabilidades de embarazo múltiple.
- Existe más riesgo de embarazo ectópico, en el que el embrión se implanta fuera de la cavidad uterina, aunque es bastante reducido, suponiendo solo un 2% de los embarazos.
- Puede producirse Síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO). Ocurre cuando los ovarios responden exageradamente a la medicación, algo que trata de evitar el especialista durante el tratamiento. Produce hinchazón, malestar abdominal y aumento de peso, pero normalmente suele mejorar simplemente con reposo moderado.
Resultados finales
Pasados 14 días de la inseminación podemos saber los resultados mediante un test de embarazo.
Las probabilidades de éxito oscilan entre el 9 y el 24%, teniendo en cuenta los factores comentados anteriormente, y se acumulan sobre todo en los cuatro primeros intentos. Una vez finalizados, si no se ha conseguido el embarazo, el especialista en reproducción asistida valorará si es mejor continuar con la inseminación o probar con otras opciones que tengan mejores resultados.
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