Las Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y continuar junto con la alimentación complementaria hasta los 2 años o más si la madre y el bebé así lo desean. Los beneficios de la lactancia materna son muy numerosos, tanto para la madre como para el niño. Por ello, es muy importante la protección, promoción y apoyo a la lactancia materna.
Es muy frecuente que surjan dudas o problemas con la lactancia sobre todo durante los primeros días siendo fundamental el apoyo a las madres desde el inicio. Existen hospitales con acreditación IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al nacimiento y la Lactancia) donde adoptan prácticas para el apoyo a la lactancia desde el nacimiento. Las madres también pueden recibir ayuda a través de grupos de apoyo distribuidos por toda la geografía o a través de consultoras de lactancia.
Aunque son numerosas las dudas que pueden surgir, intentaremos resolver algunas.
¿Mi leche es suficiente?
La producción de leche en la madre se rige por la ley de la oferta y la demanda, cuanto más demanda el bebé más leche se produce. El organismo es capaz de adaptarse de forma progresiva a estas necesidades ya que, por ejemplo, no toma la misma cantidad de leche un bebé de un mes que uno de cinco meses.
Resulta fundamental para lograr una lactancia exitosa que el inicio de la lactancia se produzca de forma precoz, idealmente antes de la primera hora de vida, durante el contacto piel con piel y que consigamos que el agarre al pecho sea correcto. Un agarre correcto hará que el niño extraiga la leche de forma adecuada aumentando la producción de leche en la madre. Además la madre no sentirá dolor durante el amamantamiento.
Algunos padres pueden sentirse angustiados porque no saben si el bebé está comiendo lo suficiente, sobre todo al inicio de la lactancia. Los recién nacidos sufren una pérdida de peso fisiológica los primeros días de vida que puede llegar al 10-12 % con respecto al peso del nacimiento; posteriormente, el peso se estabiliza hasta que inicia la recuperación. El pediatra realizará un seguimiento del peso para detectar de forma precoz una pérdida de peso excesiva. Además de la buena ganancia de peso existen otros indicadores que pueden servir de ayuda para valorar si el recién nacido está comiendo lo suficiente. Un niño que se alimenta de forma correcta suele estar alerta al principio de la toma quedando tranquilo y somnoliento al final, además hace micciones y deposiciones frecuentes que irán aumentando en número a lo largo de los primeros días de vida. Un recién nacido del 3. º al 5. º día debería hacer 3-5 micciones y 3-4 deposiciones y del 5. º al 7. º día 4-6 micciones y 3-6 deposiciones, estas últimas líquidas y amarillas.
Si crees que no tienes leche suficiente y que tu bebé no está comiendo de forma adecuada, consulta con tu pediatra antes de introducir en su alimentación leche de fórmula para no interferir en la lactancia natural. También puedes recibir ayuda a través de un grupo de apoyo a la lactancia o de una asesora de lactancia cualificada.
¿Necesita mi bebé algo más?
Durante los primeros 6 meses de vida se recomienda una lactancia materna exclusiva; por lo tanto, el bebé no necesita ningún otro alimento. Tampoco necesita beber agua ya que la leche materna contiene más del 80 % de agua. En épocas más calurosas puede haber aumento de la demanda del bebé realizando tomas más numerosas, algunas cortas, cuando tenga sed.
A partir de los seis meses se recomienda el inicio de la alimentación complementaria siguiendo con la lactancia materna hasta los dos años o más, siempre que la madre y el niño así lo deseen, no existiendo un límite de tiempo máximo para seguir con la lactancia materna.
¿Qué quiere decir a demanda?
Como su propio nombre indica, la lactancia materna a demanda implica alimentar al bebé cuando lo pida, olvidarnos del reloj y de los horarios. Lo más habitual es que el bebé realice más de ocho tomas de pecho al día, siendo más habitual de diez a doce, aunque ello depende mucho de cada niño. Al igual que nosotros no comemos la misma cantidad de alimento en el desayuno, que en la comida o en la cena, con el pecho ocurre lo mismo, el bebé no comerá lo mismo en todas las tomas, haciendo algunas tomas más prolongadas y otras más cortitas.
Debemos dejar al niño en el pecho, sin preocuparnos del tiempo, hasta que lo suelte o quede dormido, este suele ser el momento en que este pecho se habrá vaciado, aunque debemos decir que nunca se vacía por completo. Posteriormente, se ofrecerá el segundo pecho si bien en ocasiones un pecho sea suficiente.
Para conseguir una lactancia a demanda debemos, sobre todo los primeros días de vida, estar atentos a los signos de hambre del bebé. El llanto es un signo tardío de hambre. Previamente, el recién nacido puede mover la cabeza de un lado a otro, abrir la boca o emitir algún sonido. Posteriormente se moverá cada vez más, hará sonidos o se llevará la mano a la boca. Estar atentos a estos signos nos ayudará a satisfacer la demanda del bebé de forma precoz.
¿Puedo conservar la leche materna?
Podemos extraer la leche del pecho tanto de forma manual como con sacaleches para administrarla al bebé o conservarla posteriormente. Existen multitud de indicaciones que pueden hacer necesario la necesidad de extracción de la leche, entre ellas, ofrecer leche materna al lactante en ausencia de su madre, mantener o aumentar la producción de leche, para vaciar el pecho y estimular la producción cuando el bebé no mama de forma eficaz, entre otras.
Nunca debemos utilizar la extracción como indicador de la cantidad de leche que se produce, ya que será menos eficiente que el bebé. Además, es habitual que en las primeras extracciones se obtengan pequeñas cantidades de leche que aumentarán de forma progresiva con la práctica. Si vamos a extraer de forma puntual para, por ejemplo, salir durante unas horas, la toma ideal va a ser la primera de la mañana, siempre después de que el niño haya comido, ya que por la mañana el pecho esta más lleno que a última hora de la tarde.
Tras la extracción podemos almacenarla y conservarla en función de nuestras necesidades. Para almacenarla podemos utilizar bolsas de congelación de leche materna o envases de plástico de uso alimentario a ser posible sin bisfenol A (BPA). Si vamos a utilizarla a corto plazo, refrigerarla en nevera puede ser una buena opción ya que la leche se puede mantener en perfectas condiciones durante aproximadamente 5-6 días. Si no la vamos a utilizar en los siguientes días, lo mejor es congelarla. En un congelador tipo combi de los que tenemos en el domicilio puede almacenarse durante aproximadamente seis meses.
¿Puedo comer de todo si estoy dando de mamar?
En general, la madre lactante puede comer cualquier alimento. Lo idóneo es que lleve una dieta lo más equilibrada y saludable posible, rica en frutas, verduras, carnes magras, pescados blancos y proteínas de calidad.
Hay alimentos como el ajo que pueden cambiar levemente el olor y sabor de la leche materna. Esto resulta positivo ya que se cree que puede condicionar una mejor adaptación posterior de distintos sabores durante la introducción de la alimentación complementaria.
La madre lactante debe realizar un consumo moderado de bebidas que contengan cafeína porque esta pasa a la leche materna y a dosis altas podría producir nerviosismo e irritabilidad en el lactante.
Actualmente no hay ningún comentario sobre este tema.
¡Sé el primero en hacerlo!