Es de sobra conocido que la lactancia materna es el mejor alimento durante los primeros meses de vida del bebé. Por ello, las entidades, las asociaciones y los organismos implicados en la promoción de la salud aconsejan la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad del bebé y junto a otros alimentos hasta los 2 años o más. Los nutrientes que lleva la leche materna son más que suficientes para el desarrollo y el crecimiento físico adecuados del bebé.
De hecho, investigaciones científicas han revelado el papel protector de la leche materna frente a la muerte súbita del lactante y durante el primer año de vida; infecciones gastrointestinales, respiratorias y urinarias; dermatitis atópica, alergia, asma, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad, diabetes mellitus, esclerosis múltiple y cáncer. También se asocia con mejor inteligencia y menos riesgo de hiperactividad, ansiedad y depresión, así como de sufrir maltrato infantil.
Sin embargo, como amamantar a un bebé es una práctica que necesita tiempo, dedicación y constancia, muchas madres desechan esta posibilidad y se decantan por dar a sus pequeños leche de fórmula. Es posible que muchas de estas madres desconozcan que dar el pecho también es beneficioso para ellas.
Cuáles son los beneficios de la lactancia materna a corto plazo
Las madres que tras dar a luz optan por dar el pecho a sus pequeños tienen menos riesgo de padecer hemorragia postparto, además de recuperar antes la figura, que se ensancha y se carga con kilos de más durante el embarazo, gracias a una quema adicional de unas 500 calorías al día. En general, dar el pecho es un acto que produce sensaciones de placer en la mujer porque libera dos tipos de hormonas –oxitocina y prolactina– que fomentan sentimientos de calma, relajación, positivismo, así como sentido de apego y unión entre madre e hijo, según la Academia Americana de Pediatría.
Por ello, las mujeres que amamantan a sus hijos tienen menor riesgo de sufrir depresión postparto, gracias a la oxitocina que se produce al amamantar, que ayuda a regular y mantener bajo control las hormonas, además de contraer el útero hasta su tamaño normal con mayor rapidez.
En el caso de que se haya practicado una cesárea a la madre, la lactancia materna puede ayudar a controlar el dolor. Según una investigación de expertos del Hospital Universitario Nuestra Señora de Valme, en Sevilla, las madres que dan pecho a sus bebés durante al menos dos meses después de la intervención tienen tres veces menos probabilidades de experimentar dolor persistente en comparación con las que amamantaron durante menos de dos meses.
Los hallazgos de este estudio mostraron que aproximadamente una de cada cuatro (23 por ciento) madres que amamantaron durante dos meses o menos todavía experimentaron dolor crónico en el sitio quirúrgico cuatro meses después de la operación frente a sólo el 8 por ciento de las que dieron el pecho durante dos meses o más, una diferencia que se mantuvo incluso al ajustar los datos teniendo en cuenta la edad de las madres.
Más allá de las cuestiones de salud materna tras el parto, dar el pecho también ahorra costes al bolsillo familiar, al no tener que comprar leche, biberones, limpiadores de biberones, etcétera, y resulta más práctico cuando se viaja o se sale a comer fuera. Asimismo, retrasa la llegada de la menstruación si se amamanta de manera continua y con tomas frecuentes (98% de protección de un nuevo embarazo durante los primeros seis meses de vida, según la Organización Mundial de la Salud). No obstante, no se trata de un método anticonceptivo.
Dar el pecho reduce el riesgo de enfermedades en el futuro
Además, los beneficios de la lactancia materna van más allá de los primeros momentos tras el nacimiento del niño, extendiéndose años después de haber dejado de dar el pecho. Entre otros trastornos, amamantar reduce el riesgo de sufrir:
- Esclerosis múltiple: un estudio que se publicó en ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, concluyó que las madres que amamantan durante un total de al menos 15 meses en uno o más embarazos pueden ser menos propensas a desarrollar esclerosis múltiple (EM) en comparación con aquellas que no dan el pecho o lo hacen sólo durante cuatro meses. Además, las mujeres que ya padecen esclerosis múltiple registran menos recaídas, o ataques, durante el embarazo o durante la lactancia exclusiva -cuando el niño sólo toma leche materna-. Un trabajo de la ‘Ruhr-Universität Bochum’, en Alemania, publicado en ‘Archives of Neurology’ encontró que las mujeres con EM que amamantaron a sus bebés durante dos meses presentaban menor riesgo de recaída durante los primeros seis meses después de dar a luz en comparación con las que no dieron exclusivamente lactancia materna a sus pequeños.
- Ataque al corazón: las madres que dan el pecho a sus bebés tienen un 9 por ciento menos riesgo de enfermedad cardíaca y un 8 por ciento menos de riesgo de accidente cerebrovascular, según encontró un estudio realizado en China. Según esta nueva investigación, publicada en ‘Journal of American Heart Association’, una publicación de la Asociación Americana del Corazón, entre las madres que amamantaron a cada uno de sus bebés durante dos años o más, el riesgo de enfermedad cardíaca fue un 18 por ciento menor y el riesgo de ictus fue un 17 por ciento más bajo que entre las que nunca dieron pecho.
- Cáncer de mama: un estudio de Kaiser Permanente, en Oakland, California, Estados Unidos, reveló que las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama que previamente han amamantado a sus bebés presentan un 30 por ciento menos de riesgo global de enfermedad recurrente. Este efecto protector de la lactancia materna fue más pronunciado para los tumores de determinados subtipos genéticos, incluyendo el más comúnmente diagnosticado de todos los cánceres de mama, según las conclusiones de este trabajo, que se publicó en ‘Journal of the National Cancer Institute’. También hay trabajos que apuntan a un mejor riesgo de cáncer de ovario en las mujeres que dieron el pecho a sus hijos.
- Colesterol y azúcar: otros trabajos han asociado la lactancia materna con la reducción del colesterol de la madre, así como la presión arterial y los niveles de glucosa tras la gestación e, incluso, el riesgo de sufrir artritis reumatoide.
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