Una de las preguntas más habituales de los pacientes a los que se coloca una ortodoncia con brackets es la de qué alimentos pueden comer o no. Llevar brackets no significa en absoluto tener que ingerir purés, sopas u otros alimentos blandos durante todo el tratamiento, pero saber qué se debe tomar y qué evitar ayudará a alcanzar unos resultados óptimos y acelerar el proceso.
Prevenir el daño a los brackets, junto con mantener una correcta higiene bucal, deberían ser dos de las principales preocupaciones del paciente a lo largo del tratamiento.
Dieta blanda en las primeras semanas
Cuando se colocan los brackets por primera vez, es normal sufrir ciertas molestias asociadas a la presión que estos aparatos ejercen sobre los dientes para tratar de moverlos (algo que también ocurrirá cada vez que el paciente tenga que pasar por el dentista para el ajuste del aparato). En este periodo, se recomienda llevar una dieta más blanda de lo habitual para reducir en la medida de lo posible las molestias durante la masticación.
Conviene decantarse por alimentos de consistencia suave y tierna que prácticamente se deshagan en la boca y no requieran masticar ni hacer fuerza con los dientes: cremas y purés; alimentos cocidos; sopas frías o calientes; pescados; carnes guisadas o más tiernas como la de pollo; ensaladilla rusa; frutas (las de pulpa más carnosa, muy maduras o en compota).
Alimentos a evitar si llevas brackets
Más adelante podremos ir incorporando otro tipo de alimentos, pero tomando algunas precauciones. Las características mecánicas de los brackets hacen que se complique la higiene bucal y sea relativamente sencillo que los restos de comida se acumulen en los dientes. Así, se aconseja prescindir de aquellos alimentos que por su textura son susceptibles de dejar restos: las carnes fibrosas como la ternera o el conejo; los alimentos pegajosos como gominolas, caramelos gomosos o chicles; o los quebradizos, que pueden fracturarse en pequeñas partes e incrustarse en los dientes.
Además, los alimentos como el pan tostado, las galletas o los frutos secos son especialmente propensos a quedarse entre los dientes, lo que exigirá una higiene inmediata para evitar que las bacterias empiecen a actuar.
En ocasiones, los brackets causan llagas o irritaciones debido al roce que se produce entre estos aparatos y las mucosas bucales. Por ello, hay que evitar la ingesta de ciertos alimentos que pueden entorpecer la curación de las llagas e incluso empeorarlas. Nos referimos a los alimentos ácidos, los picantes y los de textura rugosa como la corteza del pan.
El modo en que uno come también puede afectar a este tipo de ortodoncia, pues un mordisco directo a un bocadillo o a una manzana puede hacer que se despegue algún bracket. Para que esto no pase y evitar visitas de urgencia al ortodoncista, hay que partir el bocadillo, la manzana o toda aquella comida de similares características en trozos pequeños y masticarlos con las muelas. Ya habrá tiempo para volvérselos a comer a mordiscos.
Extremar la higiene
Como vemos, la dieta en la ortodoncia con brackets se ve poco alterada. Si a pesar de eso uno echa de menos alguna comida, solo tiene que pensar en cocinarla de una manera diferente para que sea más fácil de ingerir y no ponga en riesgo estos aparatos.
No obstante, tan importante como adaptar la alimentación es la higiene dental debido a la dificultad que los brackets añaden al cuidado diario: exigen detenerse más en el cepillado habitual para eliminar los restos de comida que quedan en los dientes. Para ello son de gran ayuda los complementos de higiene especiales para ortodoncia como los cepillos interproximales, la seda dental o los irrigadores, que ayudan en deshacerse sarro la placa bacteriana y los restos de comida acumulados que pueden provocar caries.
Itzel yamilet
luisa