Hasta hace poco tiempo, cuando hablábamos de la menstruación siempre nos referíamos a los tampones y a las compresas. Hoy disponemos de un nuevo método cómodo, económico, ecológico e higiénico para sentirnos limpias durante esos días del ciclo: la copa menstrual. Si no has oído hablar de ella o si quieres saber en qué se diferencia de los métodos más tradicionales, te contamos todo lo que necesitas saber.
¿Qué es la copa menstrual?
La copa menstrual es un recipiente fabricado en silicona médica o elastómero termoplástico (TPE) encargado de recoger la sangre proveniente de la menstruación durante esos días del ciclo. Se coloca dentro de la vagina, exactamente igual que un tampón tradicional, y puede utilizarse durante unas 12 horas (dependiendo siempre de la cantidad de flujo de cada persona en cada día).
La copa menstrual se adecua a las paredes de la vagina de forma cómoda y no se mueve independientemente del movimiento que realicemos nosotras: podemos hacer deporte, nadar en la piscina y no nos causará ningún problema. Dentro de esta copa se recoge todo el flujo de sangre, y podemos quitárnosla y ponérnosla de forma sencilla tantas veces como queramos.
La copa tiene una especie de rabito (que podríamos identificar con el hilo del tampón) del que debemos tirar para extraerla. Una vez vaciada en el inodoro se lava y se vuelve a colocar en su sitio. Solamente debemos esterilizarla en agua hirviendo al final del ciclo y estará lista para un nuevo uso.
Ventajas y desventajas de la copa menstrual
Al colocarse, como el tampón, dentro de nuestro cuerpo, la copa menstrual evita pérdidas, olores desagradables y alteraciones en el entorno natural vaginal (la copa recoge la menstruación, no la absorbe como en el caso de los tampones, y no hay posibilidad de pérdida de fibras). Además, podemos utilizarla durante más tiempo que los tampones y se puede reutilizar: una sola copa tiene una vida útil de 15 años de duración si se cuida de manera adecuada. Esto implica que resulta un método mucho más barato que los tampones y las compresas, de un solo uso.
Además, el uso de la copa menstrual contribuye a una menor generación de residuos al poder usarse en repetidas ocasiones.
Entre las desventajas que podemos encontrar está la de acertar con la talla de la copa: existen tres tamaños diferentes (pequeña, mediana y grande) dependiendo de la anatomía de nuestra vagina y de la cantidad de flujo menstrual que tengamos. Además, puede ser un poco engorroso el hecho de tener que limpiarla en un baño público: en este caso se recomienda el uso de toallitas húmedas o simplemente papel de baño después de vaciarla y antes de volver a introducirla.
También el momento de ponernos la copa, al menos las primeras veces, puede ser un poco engorroso, pero no más que colocarnos un tampón. Podemos probar en distintas posiciones (apoyando una pierna en la taza del baño o colocándonos en cuclillas) hasta que encontremos la más cómoda para nosotras a la hora de colocarla.
Cómo se pone, se usa y se quita la copa menstrual
La copa menstrual tiene un uso muy sencillo una vez que nos hemos acostumbrado a ella. El material con el que está hecha la copa es elástico y maleable, de modo que para introducirla en nuestra vagina solo tenemos que aplastarla ligeramente con los dedos, introducirla (con la abertura hacia arriba) y dejar que se abra y se amolde perfectamente a la anatomía de nuestras paredes vaginales. Al adaptarse a nuestra anatomía, la copa no se mueve ni se vuelca si está bien colocada, y no es posible que la sangre salga al exterior ya que crea un vacío en nuestra vagina.
Podemos llevarla hasta 12 horas (puede usarse por la noche) sin necesidad de cambiarla: este largo período de uso hace que no sea muy probable que tengamos que cambiárnosla en baños públicos, aunque si es así, como ya hemos dicho, solo debemos vaciarla y limpiarla antes de volver a colocarla. Si estamos en nuestro baño, la podemos limpiar en el lavabo después de vaciarla en el baño antes de introducirla nuevamente. Para extraer la copa, solo debemos apretar un poco en uno de sus lados (para deshacer el vacío) y tirar suavemente de su rabito hacia fuera.
Al final de cada ciclo es necesario esterilizarla en agua hirviendo, tal y como se hace con las tetinas de los biberones o con los chupetes: podemos tener en casa un cacito exclusivamente para ello o podemos comprar un recipiente esterilizador para introducirlo en el microondas. Siempre se debe guardar en su bolsita de algodón, en lugares secos donde no reciba luz solar directa, y estará lista para su próximo uso.
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