Prevención, Salud

Psoriasis, ¿cómo controlar y tratar esta enfermedad de la piel?

Cómo cuidar las lesiones cutáneas características de la psoriasis y qué debes evitar si la sufres.

La psoriasis es una enfermedad cutánea crónica caracterizada por la irritación y el enrojecimiento de la piel, así como por la aparición de escamas blanquecinas o amarillentas que se agrupan en forma de parches gruesos denominados placas.

Estas placas se presentan, fundamentalmente en los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y en palmas o plantas de los pies. No obstante, pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.

La aparición de estas placas viene determinada por una alteración del sistema inmunológico que provoca una aceleración del ciclo vital de las células de la piel. De esta forma, si en una persona sana la piel se regenera cada 3 semanas, en un paciente con psoriasis el proceso dura la mitad de tiempo o incluso menos, lo que provoca la acumulación de las células muertas en la superficie de la epidermis y la formación de estas placas que, además, alteran la barrera protectora natural de la piel.

En realidad, los síntomas dermatológicos no son graves, aunque sí pueden resultar muy molestos y bastante incómodos para el paciente.
La psoriasis está relacionada con otros problemas autoinmunes y con otras enfermedades sistémicas, por lo que su diagnóstico no debe tomarse a la ligera.

Qué hacer si tienes psoriasis

  • Intenta protegerte de las infecciones de las vías respiratorias altas.
  • Procura mantener la piel seca y muy bien hidratada en todo momento y desenvolverte en ambientes que también lo estén.
  • Usa ropa de fibras naturales como el lino o el algodón que sea amplia y cómoda, con la menor cantidad de costuras posible para evitar el roce con las placas. No uses fibras sintéticas ni lana.

Psoriasis

 

  • Practica técnicas de relajación o respiración para controlar las situaciones de ansiedad y estrés, ya que estos cuadros agravan la patología.
  • Extrema la higiene diaria para evitar la acumulación de sudor que pueda irritar la piel. La ducha diaria ha de hacerse con agua tibia y usando jabones y champús específicos, teniendo cuidado de no ser demasiado agresivo a la hora de frotar el cuerpo o el cuero cabelludo. Esto podría causar irritaciones con facilidad en una piel que ya de por sí, es muy delicada.
  • En el caso de que tu piel esté muy sensible e irritada, son de gran ayuda los baños de avena o de harina de maíz con aceites emolientes por su efecto calmante. Además, estos baños ablandan las placas y mitigan el picor y la tirantez de la piel.
  • Evita las lociones, desodorantes y cosméticos que contengan parabenos, perfume o alcohol. Si usas agua de colonia rocíala sobre la ropa en lugar de sobre la piel.
  • Exponte al sol en su justa medida y siempre con fotoprotección solar. Si bien los baños de sol son beneficiosos para mejorar la piel y la psoriasis, debemos evitar la quemadura solar y reducir los daños de la radiación acumulada.
  • Extrema las precauciones para no sufrir lesiones cutáneas comunes, tales como quemaduras, abrasiones, ampollas, cortes, rozaduras, picaduras de insectos, etc.
  • Consulta con tu médico antes de tomar cualquier medicación, ya que algunos fármacos, como el litio, los betabloqueantes o los antipalúdicos podrían empeorar la enfermedad.

Tratamiento de la psoriasis

Actualmente, hay tres líneas de tratamiento para la psoriasis que han demostrado eficacia. El especialista puede prescribirlas solas o combinadas, según cada caso. Estas terapias son:

  • Tópicas:
    • Lociones, cremas o pomadas con corticoides que ayudan a reducir la irritación e inflamación de la piel.
    • Retinoides y derivados de la vitamina D, como el calcipotriol.
    • Productos humectantes y emolientes que ablanden las placas y reduzcan la tirantez o el picor.
  • Fototerapia: la aplicación controlada de rayos ultravioleta mejora el aspecto y la progresión de las lesiones.
  • Tratamientos sistémicos: en este grupo se encuentran los inmunomoduladores que regulan los mecanismos responsables de la aparición de las placas y también los fármacos biológicos, principalmente anticuerpos monoclonales que también se prescriben para otras patologías autoinmunes como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante o la colitis ulcerosa.