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Las bebidas isotónicas no son medicamentos

Hay quien utiliza las bebidas isotónicas para tratar síntomas derivados de la gastroenteritis. Explicamos por qué los médicos desaconsejan su consumo y cuáles son las mejores alternativas.

Las bebidas isotónicas son preparados líquidos cuya composición está hecha para reponer los electrolitos que se pierden durante la actividad física y para rehidratar el organismo. Tras un ejercicio intenso, el cuerpo necesita reponer el potasio, la glucosa, el azúcar y el sodio. Dependiendo de la bebida isotónica que se consuma, el contenido de estos minerales varía, pero el consumidor final al que están destinados estos productos es el deportista.

Además de la actividad física, a las bebidas isotónicas se las identifica en otros escenarios, como en los casos de gastroenteritis que se pueden dar entre los niños con la vuelta a la guardería; durante la visita de un país extranjero donde los alimentos no nos hayan sentado del todo bien; o incluso ante situaciones de estrés que generan efectos en el organismo como diarrea.

A menudo, las bebidas isotónicas se “recetan” para que el paciente reponga los líquidos y electrolitos perdidos a través de los vómitos y/o la diarrea. Sin embargo, los expertos desaconsejan las bebidas isotónicas como la manera más idónea de recuperar las pérdidas que el cuerpo ha sufrido. Veamos por qué.

Diferentes necesidades según el origen de la pérdida de electrolitos

alternativas a las bebidas isotonicas durante la gastroenteritis

Cada vez hay más personas concienciadas de que las bebidas isotónicas se han de consumir cuando se está realizando una actividad física intensa durante más de una hora. Esto es porque su contenido en electrolitos y azúcares ayuda al deportista a reponer rápidamente el glucógeno muscular, y a que el rendimiento no merme durante la práctica de deportes de resistencia.

Ahora bien, las pérdidas por sudoración no son iguales que las pérdidas que se producen cuando se ha tenido un episodio de vómitos y/o diarreas. En la sudoración a través del ejercicio físico, se pierde principalmente sodio, mientras que en una gastroenteritis se pierde más potasio y también sodio, pero en menor medida.

Si te fijas en la composición de las marcas de las bebidas isotónicas más populares, verás que no contienen la cantidad suficiente de sodio y menos aún de potasio, por lo que no son los mejores remedios para recuperarse de una gastroenteritis.

Por si fuera poco, la cantidad de azúcar que se encuentra en las bebidas isotónicas puede superar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud al respecto: el consumo de azúcares libres -añadidos a los productos- no debería superar el 5% de la ingesta calórica total. En una persona con un índice de masa corporal normal, esto se traduce en no tomar más de 20-25 gramos de azúcar.

Una lata de 330 mililitros de una bebida isotónica contiene 21 gramos de azúcar, ¿qué cantidad llega a tomarse un paciente cuando está tratando de recuperarse de una gastroenteritis? Probablemente, se tome una botella o más de una lata.

Alternativas a las bebidas isotónicas

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A estas alturas, hay quien se preguntará cómo es posible que se sigan tomando bebidas isotónicas para recuperarse de las pérdidas de algunos de los síntomas mencionados. Lo cierto es que cada vez hay más conciencia de que las bebidas isotónicas no son refrescos saludables, sino un tipo de bebida azucarada que puede dañar el esmalte de los dientes de un deportista si la consume en grandes cantidades.

Ante este panorama, la mejor alternativa a las bebidas isotónicas en un episodio de gastroenteritis son los sueros de rehidratación oral que se vende en farmacia, ya sea en forma de polvo para mezclarlo con agua, o en envases listos para tomar.

Basta un vistazo a la composición de los sueros para darse cuenta de que el aporte de azúcares es mínimo, mientras que el aporte de sales minerales como el potasio, el cloro y el sodio es más elevado en comparación con las bebidas isotónicas. Por tanto, estos preparados son la mejor opción cuando se sufre un episodio de deshidratación por enfermedad.