Prevención, Salud

La importancia de revisarse la piel tras el verano

Actualmente conocemos bien los riesgos de exponernos al sol de forma continuada y cómo reducirlos. Pero toda precaución es poca cuando se trata de proteger nuestra piel.

Hemos dejado atrás las vacaciones, las temperaturas comienzan a bajar y nuestra piel es cada vez menos visible bajo la ropa, pero no hay que olvidarnos de que sigue ahí, y acaba de pasar una larga temporada expuesta al sol, al cloro de la piscina, al agua de mar… Parece un buen motivo para revisarse la piel tras el verano. A continuación te contamos por qué es importante.

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Riesgos para la piel de la exposición al sol

Conocemos la necesidad de proteger nuestra piel en verano, pero la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) advierte de que solo un 2,5% de los españoles se aplica la protección solar de forma correcta; es más, un 15% de la población se quema cada verano. Por otra parte, aunque es necesario utilizar cremas protectoras para evitar quemaduras, los científicos no tienen evidencia suficiente para afirmar que nos protegen al 100%.

Los efectos dañinos de los rayos UV dependen no solo del sol que hayamos tomado, sino también de la sensibilidad de nuestra piel, relacionada con la cantidad de melanina que contiene, que la hace más clara o más oscura. En cualquier caso, los años de exposición al sol tienen un efecto acumulativo, y producen el fotoenvejecimiento, que se traduce en arrugas y manchas, además de implicar otros riesgos como la aparición de puntos de rubí, verrugas, tumores benignos o incluso cáncer de piel (melanomas y carcinomas cutáneos).

Las radiaciones solares pueden producir mutaciones en el material genético (ADN) de la epidermis, destruyendo su capacidad de reparación e iniciando así el proceso de formación del cáncer. Según informa la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) la incidencia del cáncer de piel en países desarrollados va en aumento, por causa de la mayor exposición solar que practicamos por motivos estéticos o de ocio.

Revisarse la piel

Otros factores del verano que dañan la piel

Además de los riesgos de tomar el sol, ya sea tumbados sobre una toalla, paseando o practicando cualquier actividad al aire libre, el verano también es esa época en la que pasamos más tiempo en el agua, ya sea en la piscina o en la playa.

El cloro de las piscinas favorece la aparición de sequedad y erupciones cutáneas, causando picores, enrojecimiento e inflamación de la piel, especialmente si tenemos piel atópica. El agua de mar por lo general no causa problemas, pero puede producir efectos similares para las pieles más sensibles.

El calor, el viento y el aire acondicionado al máximo son agentes externos que también afectan a la piel, dando lugar a irritaciones, más sequedad o deshidratación, y haciendo que la notemos áspera y tirante.

Revisarse la piel: prevención y puesta a punto

Teniendo en cuenta todo lo que hemos mencionado, es fácil intuir la importancia de revisarse la piel tras el verano, sobre todo como medida de prevención.

El diagnóstico precoz es fundamental para poder tratar y curar el cáncer de piel, que puede manifestarse de diferentes formas, desde un bultito a un lunar que crece. Los melanomas diagnosticados y tratados precozmente se curan prácticamente en la totalidad de los casos, a través de una simple extirpación que se realiza con anestesia local.

En la revisión anual con el dermatólogo este puede detectar a tiempo lesiones o posibles problemas e indicar el tratamiento adecuado, así como darnos las pautas de cómo hacernos una autoexploración cada tres meses, en caso de que sea necesario controlar manchas o lunares.

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, el que lo protege y mantiene en contacto con el exterior. Por eso es vital tomar precauciones y cuidarla en nuestro día a día, para que se mantenga sana todo el año.

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