Envejecimiento

Qué hacer con tu abuela: mejorando la calidad de vida de nuestros mayores

Cuidar de los abuelos no debe ser una carga, sino una oportunidad para mejorar su calidad de vida permitiendo que se realicen como personas.

Para definir el concepto de calidad de vida para personas ancianas hay que tener en cuenta una serie de factores básicos, entre los que se encuentran como más importantes el bienestar físico, la buena salud mental y la sensación de seguridad y cariño con las relaciones interpersonales y, sobre todo, las familiares.

Una persona mayor no es una persona inútil de la que debemos cuidar sin más. Las personas mayores deben sentirse útiles y con horizontes que cubrir para, efectivamente, sentirse más reconfortadas con su vida.

En ese sentido, es importante incentivar su desarrollo personal y nunca olvidar la oportunidad del desarrollo intelectual. Por ejemplo, una persona mayor puede empezar unos nuevos estudios, o quizá iniciar una serie de viajes culturales. También es muy recomendable que, en la medida de lo posible, sea capaz de desempeñar trabajos que esté dispuesta a asumir.

La persona mayor debe también encontrar tiempo para su ocio, realizando actividades recreativas o actividades para socializar, usando quizás las nuevas tecnologías, como las redes sociales creadas para personas mayores. El smartphone y la tableta, así como algunas apps recomendadas para la estimulación cognitiva, pueden ser un buen aliado para mejorar evitar el deterioro cognitivo de los abuelos y así mantener sus mentes activas.

Asimismo, el aprendizaje de nuevos idiomas también es una actividad muy útil para evitar la destrucción de neuronas, tal y como señala un artículo en la revista Behavioral Brain Research, llevado a cabo por Brian Gold, en el que se revisaron los hallazgos acerca del bilingüismo.

Finalmente, para ganar en calidad de vida y combatir los efectos de dolencias o prevenir futuras enfermedades, los mayores también deben practicar ejercicio físico moderado o, al menos, evitar en lo posible la vida sedentaria.

Con las personas mayores también podemos llevar a cabo muchos proyectos o compartir aficiones o momentos especiales, cualquier cosa es válida para demostrar que hay una relación de cariño y comprensión. Sin embargo, en ocasiones nuestros abuelos se encuentran en un estado físico o mental que hace difícil relacionarnos naturalmente con ellos. En el caso de las personas mayores dependientes entonces podemos necesitar la ayuda de profesionales.

Centros de día

Una buena solución para alcanzar todos estos factores básicos son los centros de día, que están especialmente indicados para las personas mayores dependientes.

Los centros de día son instalaciones especializadas en tercera edad, donde un equipo de profesionales ofrece servicios de prevención, tratamiento y cuidado de las personas mayores. Lo habitual es que los centros de día permanezcan abiertos de lunes a viernes durante ocho horas diarias, pudiendo, en ocasiones, abrir también en fin de semana.

Un centro de día, pues, no es solo un lugar de ocio para mantener entretenido al residente, sino que también le ofrecerá al usuario tratamientos y asistencia para sus patologías, tanto físicas y psicocognitivas como sociales. En la Unión Europea, todos los días, 15.000 ancianos sufren una lesión suficientemente grave como para solicitar tratamiento médico. En ese sentido, los centros de días ofrecen mayor cobertura y seguridad para esta clase de accidentes asociados al cuidado de los mayores.

Otra ventaja de los centros de día es que los usuarios no se desvinculan totalmente de su entorno o ambiente de referencia, porque no están en situaciones de total dependencia. Paralelamente, sin embargo, los usuarios están recibiendo una asistencia que mejora su calidad de vida, retrasando los síntomas propios de la edad.

Es decir, que un centro de día es algo así como un paso intermedio entre estar en casa o ingresar en una residencia. De hecho, es una buena forma de familiarizarse con el entorno de las residencias para que el ingreso definitivo no se traduzca en un cambio brusco en la vida de la persona mayor.