Prevención, Salud

Dermatitis atópica en el bebé

La dermatitis atópica es una reacción inflamatoria de la piel en forma de brotes en la que influyen factores genéticos.

La dermatitis atópica es una es una enfermedad de causa desconocida, se cree que en su desarrollo intervienen factores genéticos, ambientales, inmunológicos y fundamentalmente una alteración de la función de la barrera cutánea.

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La dermatitis atópica tiene origen desconocido, aunque se sabe que existe un componente hereditario. Por lo general, la dermatitis atópica aparece en edades muy tempranas, a partir de las 6-8 semanas de vida del bebé, y en el 60% de los pacientes se inicia en el primer año. Solamente un 10% de los casos de la enfermedad aparece tras cumplir siete años.

Cuidados del bebé con eccemas

Signos y síntomas de la dermatitis atópica del bebé

Los bebés con dermatitis atópica presentan lesiones en la piel de tipo eccema, descamación, prurito o picor y, en algunos casos, inflamación. Estos síntomas suelen aparecer en forma de brotes y, en el caso de los lactantes, son más frecuentes en algunas zonas de la cara (mejillas, frente y mentón), cuero cabelludo y en brazos y piernas.

Con frecuencia, la dermatitis atópica se asocia con otras enfermedades como el asma bronquial y la rinitis alérgica. Los bebés y niños que padecen esta afección pueden ser propensos a otras infecciones, como por ejemplo a la infección por virus herpes simple o a la aparición de verrugas.

Prevención y tratamiento de la dermatitis atópica del bebé

Según los protocolos de la AEP, el tratamiento de la dermatitis atópica en lactantes está enfocado al manejo de la inflamación. Para ello, es imprescindible una educación adecuada de los padres o de las personas que estén al cuidado del bebé, que deben entender que esta enfermedad no es una alergia a ninguna sustancia determinada.

El tratamiento de la dermatitis atópica incluye factores como la reducción de la sequedad de la piel y la sensación de picor, el tratamiento de la inflamación y de la infección y evitar los factores exacerbantes, que puedan desatar brotes.

 

Se debe tener en cuenta que esta dermatitis es un trastorno con frecuencia de larga duración, por lo que la AEP da algunas recomendaciones para ayudar al control de la enfermedad y prevenir los brotes.

En primer lugar, resulta fundamental mantener una buena hidratación de la piel del bebé y evitar los baños prolongados y el uso de productos irritantes. Los jabones de avena o parafina y los aceites de baño son adecuados en estos casos.

Para tratar la sequedad de la piel, es recomendable aplicar cremas emolientes de forma diaria en todo el cuerpo y repetir en las zonas más afectadas varias veces al día. En el caso de la sensación de picor, lo más adecuado es evitar el contacto de la piel con agentes que puedan aumentar el prurito, por ejemplo evitar el uso de prendas de lana y fibra, sustituyéndolas por el algodón, y procurar que el bebé no padezca excesivo calor. Además, se debe mantener una higiene adecuada de las uñas del niño, para evitar heridas e infecciones.

En el caso de producirse brotes o un empeoramiento del niño, además de los cuidados anteriores, los expertos de la AEP recomiendan aplicar cremas o soluciones con medicamentos antiinflamatorios y fármacos orales que disminuyan el picor. Estos tratamientos deben administrarse por indicación médica.