Salud, Salud Dental

Tatuajes y otras decoraciones dentales para una sonrisa diferente

Si no se extreman las precauciones, pueden convertirse en un serio problema para nuestra salud bucodental.

La decoración de los dientes no es algo nuevo. Era, por ejemplo, una práctica habitual en las culturas precolombinas para conformar la identidad de los pueblos, para la diferenciación social, para señalar un momento de transición de la adolescencia a la adultez o, sencillamente, era una mera cuestión estética.

Carillas Alta Estética con Planificación Digital

Hoy, los ornamentos dentales son una tendencia que viene de Estados Unidos, donde los han puesto de moda cantantes y deportistas famosos que, como una manera más de llamar la atención, se han tallado los dientes en formas puntiagudas, lucen tatuajes en ellos o cubiertas de brillantes auténticos, oro y plata.

Madonna es uno de los máximos exponentes de la decoración dental, pues tras poner en boga hace décadas el diastema, la separación entre los incisivos centrales, y los dientes de oro, sigue recurriendo en la actualidad a la joyería dental. Veamos a continuación la más frecuente:

Tatuajes en los dientes

Personajes de películas, de series de televisión, de cómics, motivos florales… Cualquier cosa es susceptible de ser grabada sobre la superficie del diente, siempre que quede bien. Importado de Estados Unidos, el tateeth -unión de las palabras «tatoo» y «teeth»- ha entrado con fuerza en Japón e Inglaterra y consiste en estampar una determinada imagen en fundas, implantes o carillas que se colocan sobre el diente original.

El diseño se imprime sobre el material porcelánico del implante, la funda o la carilla, y se hornea a más de 200 grados para garantizar que permanecerá inalterable, a pesar de la humedad y las condiciones que se dan en la boca. Si se hace sobre un implante, el tatuaje puede durar toda la vida, lo mismo que el implante; sobre una carilla, entre 10 y 15 años; y, sobre una funda, unos 20 años.

En estos casos, nunca debe hacerse una corona ex profeso para poder personalizarla sin que el paciente lo necesite, ya que implica limar el diente sano antes de la colocación de la funda y esto podría resultar agresivo.

Los tatuajes nunca deben realizarse sobre el esmalte original y deben efectuarlos los odontólogos para garantizar que no afectan al estado de los dientes ni a nuestra salud bucal.

Para un momento puntual, la imagen se puede imprimir sobre una lámina fina y adherirla al diente con una resina biocompatible, pudiendo permanecer días e incluso semanas. Esto es inocuo y, una vez eliminada de la superficie del diente, este queda intacto.

Grills

Son unas cubiertas de oro, plata y a veces piedras preciosas que se colocan en los incisivos y se pueden quitar. Estos elementos no entran en contacto directo con el diente a la hora de colocarlos. Lo malo es que pueden llegar a dificultar una correcta higiene bucal, ya que la comida y la placa bacteriana pueden acumularse en el grill y causar irritación de las encías.

Además, se puede desarrollar gingivitis e incluso existe la posibilidad de que se generen caries. Los grills dentales también pueden provocar escoriación en los dientes adyacentes, recesión de la encía, decoloración del diente, dientes astillados y, en algunos casos, reacciones alérgicas.

Siempre se debe quitar el grill antes de comer y, después, realizar una exhaustiva limpieza bucal. Además, han de limpiarse a diario para eliminar la placa y los restos de comida.

Como en el caso de los tatuajes, lo recomendable es que sea un dentista, y no un joyero ni un vendedor de grills, el que los coloque e instruya al paciente sobre su adecuado mantenimiento y las posibles complicaciones.

Tatuajes y otras decoraciones dentales para una sonrisa diferente

Piercings en los dientes

Los odontólogos son contrarios a los piercings en la boca, ya que provocan un choque y una fricción con los dientes y las mucosas dentales que perjudica la salud bucal. En el caso de los piercings en la lengua, esta es un músculo muy vascularizado, básico para el habla y la deglución de alimentos, y estos artilugios pueden ser causantes de fracturas de dientes o empastes. Los piercings labiales provocan un roce continuo en la encía que puede conllevar su inflamación en incluso recesión.

La dificultad de la limpieza de la zona es otra de las consecuencias de los piercings dentales; esto promueve la acumulación de bacterias, provocando desde halitosis, hasta inflamación, sangrado e infecciones en boca y encías.

En la masticación también pueden existir problemas, pues las bacterias impactadas en el piercing se mezclan con la comida y se ingieren, creando dificultades a nivel intestinal. Se han dado incluso casos de abscesos cerebrales por la ingestión de las bacterias adheridas a los aretes de metal, y por eso la decisión de aplicarse un piercing en la boca no debe tomarse a la ligera.