Salud Dental

Mitos y verdades del blanqueamiento dental

Cada vez hay más productos que se comercializan como blanqueadores de dientes, pero no todos son igualmente eficaces.

En un escenario donde la mayoría de nosotros ya ha conseguido una higiene dental básica y hemos evitado que nuestras piezas dentales se rompan o se pierdan gracias a diversos tratamientos odontológicos, como los implantes, el blanqueamiento dental se ha convertido en uno de los procedimientos que más interés está despertando.

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Todos aspiramos a que nuestros dientes luzcan bonitos y blancos, pero ello también ha conducido a que llevemos a cabo medidas para conseguirlo que no están demostradas como eficaces, y en muchos casos pueden resultar dañinas.

A continuación, vamos a conocer algunos de estos mitos sobre el blanqueamiento dental:

  • Las pastas dentales blanqueadoras que pueden comprarse en cualquier tipo de establecimiento tienen escasa eficacia. Muy pocas pastas dentífricas blanqueadoras realmente contienen agentes blanqueadores como el bicarbonato de sodio. Al ser abrasivas eliminan las manchas externas y dan la impresión de que los dientes se vuelven más blancos. Pero lo que realmente hacen es dañar el esmalte por culpa de esa abrasión.
  • Las recetas caseras como el bicarbonato de soda, limón y agua oxigenada no funcionan como blanqueantes dentales. Tampoco es eficaz frotarse los dientes con determinadas frutas, ni surten efecto alguno los chicles con efecto blanqueante. Además son métodos potencialmente dañinos para nuestra salud dental, ya que contienen elementos abrasivos para el esmalte dental y pueden llegar a provocar problemas de sensibilidad dental.
  • Las pastas elaboradas a base de fresas y la piel del plátano tampoco tienen efecto blanqueante, aunque, a diferencia de los anteriores métodos, no revisten ningún efecto secundario dañino.
  • El uso de agua oxigenada tiene escasa efectividad, porque necesita activarse, sea con luz o químicamente. Su abuso, además, resecará las encías, creando complicaciones futuras.
  • Los kits de blanqueo, las férulas para blanqueado dental o tiras blanqueadoras pueden surtir cierto efecto blanqueador, pero no son métodos totalmente seguros, pues ocasionan muchos efectos secundarios como sensibilidad dental, irritación de encías y erosión de esmalte. Además cada producto tienen sus propios productos químicos y debemos informarnos adecuadamente de cada uno de ellos.
  • Las luces LED y otras luces aceleradoras que se venden para usar en casa no surten ningún efecto blanqueante. Los tratamientos con luz, como el blanqueamiento dental por fotoactivación, solo funcionan si se llevan a cabo en un centro profesional y bajo supervisión odontológica.

Verdades sobre el blanqueamiento dental

Todos los tratamientos profesionales que se dispensan en clínicas odontológicas funcionan correctamente. Las dos opciones más generalizadas son el peróxido de carbamida y el de hidrógeno. Ambos producen un efecto muy similar, aunque la carbamida actúa más lentamente.

Todos los tipos de blanqueamiento siguen el mismo principio: la acción de un gel (peróxido de hidrógeno o carbamida) en diferentes concentraciones que penetra en el diente que es poroso (como una esponja) y se libera poco a poco en su interior. Con todo, no todas las personas responden igual a un blanqueamiento dental, así que su eficacia depende también de nuestra biología.

Lo que sí produce el blanqueamiento dental es cierta sensibilidad dental una vez se ha aplicado. Pero esta sensibilidad es reversible y al cabo de los días de no usar el gel blanqueador, esta sensibilidad desaparece. A pesar de todo, este proceso no es abrasivo y no afecta a la estructura de los dientes, así que nuestra dentadura no se verá debilitada.

Durante el tratamiento se aconseja disminuir el consumo de alimentos y bebidas con colorantes, como café o té negro, puesto que lo que se gana con el blanqueador, “se pierde” con estos colorantes.

El color obtenido por un blanqueamiento dental se mantiene durante un lapso de tiempo que oscila entre uno y tres años, pero su dentista le puede recomendar una sesión en clínica o en casa de refuerzo anual.

Todos podemos someternos a un tratamiento blanqueante profesional, pero se recomienda evitarlo en lo siguientes casos: los niños menores de 15 años con el esmalte aún no completamente formado, las mujeres embarazadas, los pacientes con enfermedad periodontal, los pacientes alérgicos a los componentes de la fórmula y los pacientes con retracción gingival.

Tipos de blanqueamiento dental

Mitos y verdades sobre el blanqueamiento dental

Una vez conocemos los mitos y las verdades del blanqueamiento dental, vale la pena conocer las diferentes técnicas que pueden ayudaros a tener una sonrisa más blanca:

  • Fotoactivación: se lleva a cabo en una clínica odontológica. Es un blanqueamiento rápido cuyos resultados se pueden ver desde la primera sesión, con un aclarado de hasta 8 tonos. Consiste en colocar una funda que protege las encías, lengua y paladar y después aplicar un gel blanqueante que se activa mediante luz LED para lograr el efecto deseado.
  • Blanqueamiento en casa con gel: es un blanqueamiento que podemos hacer en casa pero con la supervisión del odontólogo. Se utilizan unas férulas de plástico personales en las que se aplica un gel blanqueador, según las indicaciones del dentista.
  • Blanqueamiento mixto: es una combinación de los dos anteriores. Al hacer un blanqueamiento en la clínica y además otro en casa, se consigue un aclarado de hasta 10 tonos y una mayor duración de los resultados.
  • Blanqueamiento interno: es un blanqueamiento especial para situaciones concretas en que un diente pierde color por alguna causa. Con varias sesiones en la clínica se realiza un blanqueamiento interno que le devuelve el color para igualarlo con el resto de dientes.