Psicología, Salud

Cuando la jubilación es el principio de los problemas de pareja

Muchas parejas empiezan a tener problemas de pareja al pasar más tiempo juntos, tras la jubilación.

De la misma manera que cada uno de nosotros pasamos por distintas etapas a lo largo de nuestra vida, la pareja también lo hace. Unos cambios ligados a su evolución que, en ocasiones y por desgracia, acaban rompiéndola. Es el caso, por ejemplo, de la jubilación, que puede constituir el origen de muchas crisis matrimoniales.

Las rutinas que han ido acostumbrando a sus miembros a pasar largas horas fuera de casa, el cuidado de los hijos y otra serie de cuestiones han ido dejando en un segundo plano algo tremendamente importante: el verse con frecuencia. Algo que no siempre sabe afrontarse y que da lugar a ciertos problemas. Asimismo, entran en juego otros factores individuales que hoy trataremos de abordar.

El amor y los problemas de pareja tras la jubilación

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la jubilación lleva aparejados cambios muy importantes en la vida de la persona que se jubila que, incluso, puede verse abocada a una crisis, empezar a planteársela de otro modo, etcétera.

Tal es así, que los estados de depresión, la melancolía ante el hecho de ingresar en una nueva época y la angustia son sentimientos comunes entre muchas personas y que, evidentemente, afectarán a la relación de pareja. El miedo al futuro, a posibles problemas de salud fruto de la edad y el envejecimiento, son otros posibles condicionantes.

Qué problemas pueden surgir

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En los modelos más tradicionales de familia, en los que la mujer habitualmente se ha encargado de la casa y en el que el hombre ha trabajado, la jubilación se erige como un momento perfecto para disfrutar juntos. Sin embargo, puede dar lugar a problemas cuando ella no sabe delegar las tareas domésticas y cuando él no conoce cómo ocupar su tiempo libre, y acaba por encerrarse en casa, con la consiguiente apatía y falta de relaciones que eso provoca.

Por no hablar de los problemas de la ociosidad obligada en un momento en el que el individuo todavía se siente válido. Algo muy similar al caso anterior sucede si ella continúa trabajando y es él el que se jubila. Lo importante, en este punto y sobre todo si la persona que se jubila mantiene sus facultades, es que se mantenga activa. Y si no sabe a qué dedicar el tiempo, ayudar a los demás siempre es una buena opción.

Directamente relacionado con esto se encuentra el hacerse cargo de los nietos. Algo frecuente en abuelos jubilados y que, si bien es motivo de felicidad, puede acabar provocando cierta ansiedad e incluso conflictos de pareja relacionados no solo con el cuidado de estos pequeños, sino con su educación.

Será fundamental que se pongan límites en esta relación, en los horarios, términos y demás. También será básico que nunca se cancelen planes por esta razón. Otros problemas relacionados pueden ocurrir cuando solo es uno de ellos el que se encuentra jubilado y al cuidado de los nietos.

El desequilibrio en las condiciones físicas o estilo de vida entre los miembros de la pareja, por ejemplo, también podría llegar a ser motivo de discordia. Por ejemplo, si ella es más joven, está acostumbrada a hacer ejercicio con regularidad y él ha trabajado muchas horas y no ha tenido tiempo de tener hábitos más saludables, es más que posible que sus propuestas no concuerden.

Para acabar, la economía puede ser otra fuente de conflictos, sobre todo porque se ve mermada y no siempre se sabe cómo enfrentarse a esta situación. Lo más habitual, de hecho, es que las parejas gasten de más durante los primeros años. Algo que debería tenerse en cuenta y también valorarse, si es necesario, con la ayuda de un experto.

Soluciones para los problemas del matrimonio tras la jubilación

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Además de la obligada visita al especialista en aquellos casos que hayan empezado a surgir problemas, es importante tener en cuenta ciertas cuestiones generales. Por ejemplo y para que te hagas una idea, lo básico será volver a definir las bases de la vida en común con una actitud positiva, echándole humor y sin perder la ilusión.

Aquí nos estamos refiriendo tanto a aquellas cuestiones que tengan que ver con los objetivos personales –las expectativas y deseos- como con las que se encuentran relacionadas con la convivencia. Volver a repartir las tareas y poner el asunto sobre la mesa cuanto antes evitará desavenencias, quejas y demás, que podrían acabar empañando los verdaderos sentimientos.

La gestión del tiempo para uno mismo, del que se pasa con amigos, etcétera, son otras cuestiones que deberían abordarse pues, evidentemente, la situación es otra. Pongamos el caso de que una pareja cuyos miembros trabajen fuera de casa pero que, en su tiempo libre y fines de semana, salgan siempre juntos. Al jubilarse, deciden acudir a todas partes juntos. Algo que les resta espacio personal y que puede dar pie a conflictos. Digamos que es importante fijar los límites.