Envejecimiento, Salud

Controlar rutinas ayuda a los mayores a disfrutar de unas fiestas saludables

Llega la Navidad, época que se caracteriza por un cambio de rutinas que puede afectar a la salud física y psicológica, en especial en el caso de las personas mayores, más acostumbradas a seguir unas rutinas diarias.

Las relaciones familiares y sociales así como los hábitos nutricionales son los aspectos que se ven más afectados por el ritmo navideño. Otros factores como las bajas temperaturas de estas fechas también pueden hacer que la salud se resienta.

En el ámbito de la nutrición, la variación de frecuencia y cantidad de comidas durante este período afecta a todas las personas pero son los mayores los que suelen verse más afectados debido a un proceso digestivo más pesado y lento así como a la interferencia con otras dolencias propias de la edad. También porque hablamos de comidas copiosas, con abundancia de grasas y con una elevada mezcla de hidratos y proteínas. La clave de las comidas para los mayores en estas fiestas es que sean equilibradas, variadas y gastronómicamente apetecibles. De esta forma podrán disfrutar sin que una mala digestión les arruine la velada.

Controlar rutinas de los mayores

El aporte calórico extra contribuye de manera positiva a la prevención de problemas asociados al frío, como afecciones cardiovasculares, respiratorias y reumatológicas. Aumentar la frecuencia del lavado de manos; protegerse de los cambios bruscos de temperatura; ventilar los espacios concurridos y  utilizar prendas de abrigo adaptadas son otras recomendaciones clave.

El factor social y el ocio, esenciales en Navidad

Los mayores pueden experimentar soledad y los recuerdos de épocas pasadas pueden afectar a su estado de ánimo, en especial en el caso de haber experimentado la pérdida de seres queridos. Es esencial implicar al mayor en las fiestas de Navidad, hacerle partícipe de las actividades y que estén y jueguen con los más pequeños, ya que no sólo se potencia el estado de ánimo positivo, sino que también se refuerza la estimulación cognitiva.

La Navidad también es una buena época para disfrutar del ocio y del ambiente que hay en la calle y así favorecer la socialización. No obstante, los encuentros con aglomeraciones pueden tener el efecto contrario y provocar estrés por los estímulos de luces y ruido. El componente ambiental es esencial en el caso de las personas con demencia ya que pueden desorientarse en Navidad debido al cambio de elementos del entorno como la decoración, las luces navideñas y la disposición del mobiliario. Lo idóneo es evitar los cambios en la medida de lo posible, para poder ayudar a los pacientes con demencia a que se sientan más cómodos.