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La Fecundación in Vitro al detalle: todo lo que hay que saber

La Fecundación in Vitro es una de las técnicas más utilizadas en reproducción asistida. Os contamos en qué consiste.

La Fecundación In Vitro (FIV) es la unión del óvulo con el espermatozoide en el laboratorio -in vitro- con el fin de obtener embriones ya fecundados para transferir al útero de la mujer. Esta técnica de reproducción asistida normalmente está indicada cuando han fallado tratamientos previos más sencillos como la inseminación artificial, en mujeres a partir de los 37-38 años,  mujeres con ausencia o lesión en las trompas, mujeres con endometriosis avanzada, con probable repercusión en las trompas y en la calidad ovocitaria, o en casos de factor masculino severo.

 

Fases de la Fecundación in Vitro

Para la realización de la FIV hay que seguir unos pasos muy concretos, que empiezan con la estimulación ovárica de la mujer y terminan con la transferencia de los embriones. Podríamos dividirla en cinco fases:

1. Estimulación ovárica

Consiste en inducir, mediante la administración de medicamentos hormonales a la paciente, una ovulación múltiple (que los ovarios, en vez de producir un único óvulo -que es lo que hacen de forma espontánea cada mes-, maduren más para poder llegar a obtener un mayor número de embriones). Los especialistas controlarán la respuesta a la medicación de cada paciente por medio de ecografías transvaginales.

2. Punción ovárica

Cuando se considera que los folículos (saco relleno de líquido que incluye al óvulo en su interior) han alcanzado el tamaño adecuado y ya hay disponible un número adecuado de óvulos, se programa la punción folicular. Es una intervención ambulatoria de aproximadamente 15 minutos de duración, mediante la cual se extrae el líquido folicular en dónde se encuentran los ovocitos que han madurado. La punción se realiza bajo sedación suave, lo que evita cualquier tipo de molestia.

3. Fecundación de óvulos y cultivo embrionario

Los ovocitos obtenidos se fecundan en laboratorio con los espermatozoides, que normalmente se obtienen tras la recogida de una muestra de semen por parte de la pareja. La fecundación puede llevarse a cabo por FIV (fecundación in vitro) convencional o por ICSI (o microinyección espermática).

En la FIV convencional, el biólogo pone en contacto a miles de espermatozoides, previamente seleccionados y preparados, con cada uno de los ovocitos y deja que la fecundación se produzca sola. En la ICSI o microinyección espermática, se introduce un único espermatozoide dentro del citoplasma del óvulo.

Los embriones resultantes tras la fecundación de los óvulos son observados en el laboratorio día tras día y clasificados según su morfología y capacidad de división. Mediante este seguimiento se obtiene mucha información del desarrollo de los embriones pudiéndose seleccionar los mejores para transferir al útero de la mujer.

La Fecundación in Vitro

4. Transferencia de embriones

La transferencia consiste en la introducción dentro del útero de la paciente de los mejores embriones con la ayuda de una cánula muy fina especialmente diseñada para ello. Este procedimiento no requiere sedación y es rápido e indoloro.

5. Vitrificación de embriones sobrantes

En algunos casos, después de transferir los embriones al útero quedan más embriones evolutivos con capacidad de lograr un embarazo, estos embriones se vitrifican, que es una técnica de conservación embrionaria similar a la congelación. Podrán ser utilizados en ciclos posteriores sin necesidad de una nueva estimulación ovárica.

La técnica de congelación para embriones que hoy en día ofrece mejores resultados se denomina vitrificación y permite conservar embriones en todos sus diferentes estadíos de desarrollo.

Riesgos de la Fecundación in Vitro

Como cualquier tratamiento médico, la Fecundación in Vitro implica riesgos. Entre los más frecuentes asociados a esta técnica de reproducción asistida figuran la hiperestimulación ovárica, que es una respuesta exagerada al tratamiento hormonal y puede ser leve, moderada o grave (hoy existen estrategias terapéuticas para disminuir su frecuencia); el embarazo múltiple, si se transfiere más de un embrión; y el embarazo ectópico, cuando un embrión se implanta fuera del útero (generalmente en la trompa).

Otros riesgos menos frecuentes (menos del 3%) son: hemorragia, infección, torsión de un ovario y complicaciones derivadas de la anestesia.

La fecundación in vitro y la microinyección espermática suelen ser las primeras técnicas empleadas en reproducción asistida, por lo que acostumbran a tener un elevado porcentaje de éxito, consiguiendo el embarazo en muchas mujeres.

Si llevas tiempo intentando quedarte embarazada con tu pareja sin lograrlo o eres una mujer soltera que no quiere perderse la maternidad, acude a un centro de fertilidad de confianza.

Los especialistas, dependiendo de cada caso y en función de lo que arrojen los estudios que se llevarán a cabo, serán los que recomienden la técnica que puede ofrecer mejores resultados.