Niños, Padres

¿Mi hijo tiene hiperactividad?

Hay niños que desarrollan una intensa actividad motora, sin que toda esta actividad tenga un propósito. La hiperactividad puede estar asociada a este problema.

Debes saber que la hiperactividad es un tipo de trastorno de la conducta de carácter hereditario, por lo que seguramente habrá alguien en la familia, especialmente algún varón, pues es más común entre ellos, que lo haya padecido con anterioridad.

Síntomas que pueden darse en casos de hiperactividad

Sin embargo, el hecho de que tu hijo presente algún síntoma no determina que sea hiperactivo. Esta información es de carácter orientativo y no excluye la consulta al pediatra.

  • El crío siempre está en movimiento. No puede estarse quieto. Por ejemplo, no deja de mover las manos o las piernas
  • Le cuesta concentrarse o mantener la atención en una tarea
  • Pasa de una cosa a otra sin terminarla
  • Disfruta con juegos de movimiento y se aburre con los que no lo requieren. También se inquieta cuando es necesario esperar la vez
  • Se mueve mucho mientras duerme
  • Trata de romper los límites y no obedece órdenes
  • Rompe cosas, toca todo, aunque no deba.Le cuesta memorizar, escribir o dibujar
  • Trata de ir más allá de los límites y le cuesta obedecer
  • Corre, salta, trepa en exceso. Especialmente continúa haciéndolo en situaciones que no son las apropiadas
  • Es difícil mantenerle sentado, incluso cuando es necesario, como en el colegio

Consejos para controlar una posible hiperactividad

Los tratamientos para este tipo de trastornos pueden ser tratamientos médicos o terapias conductuales, aunque también pueden combinarse ambas.

Sin embargo, como indican diversos psicólogos, existe un sobrediagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad que incluye de un 5 a un 7 % de la población infantil, y solo un 2 % de la población adulta.

hiperactividad infantil

La razón es que muchos de los síntomas que caracterizan este tipo de trastorno no son exclusivos del mismo, sino que son propios y comunes a una determinada etapa del desarrollo humano. Es decir, de los niños. A veces, los síntomas simplemente reflejan que son niños y no que tienen un tipo de trastorno.

Por esta razón, y porque en muchas ocasiones en edades tempranas se realizan mal los diagnósticos, confundiéndose con otros trastornos, como el Síndrome del Alcoholismo Fetal, también conocido como SAF y depresión; suele recomendarse que se espere hasta la educación primaria para realizar un diagnóstico adecuado. A veces, se trata simplemente de impulsividad o dislexia.

En otras ocasiones, puede suponer que el niño tenga algún tipo de problema, ya sea en casa o en el colegio, y que esto le acarré dificultades de atención o movimiento excesivo.

Si bien a partir de los 6, 7 u 8 años el cerebro del niño es más maduro y es más fácil distinguir entre el trastorno de hiperactividad y un niño movido, en esta etapa el niño normal, pero nervioso, debería poder estar sentado y sin moverse.

Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan adoptarse medidas con anterioridad, especialmente a través de terapias conductuales.

Es muy importante darse cuenta de que los niños aprenden de lo que ven, por lo que es vital que los padres sirvan de ejemplo a los pequeños en todo lo relacionado con el autocontrol.

Las recomendaciones van desde acudir a instituciones donde, por existir un menor número de alumnos, puedan ocuparse más de cada uno, hasta técnicas a emplear en el hogar que requieren paciencia y buscan la integración del niño. Pasando por colores claros, lugares de juegos ordenados, etc.