Nutrición, Psicología, Salud

Potomanía: cuando hidratarte se convierte en una obsesión

Cómo esta patología lleva al límite eso de "beber dos litros de agua al día" y por qué es muy peligrosa para la salud.

Durante los últimos meses hemos abordado algunas patologías alimentarias que van más allá de la mera anorexia y la bulimia. La ortorexia –la excesiva preocupación por comer alimentos sanos- fue una de ellas. Sin embargo, no se trata de la única, porque la potomanía se encuentra directamente relacionada con ellas.

Aquellos que la padecen llevan hasta extremos impensables el dicho de “hay que beber al menos dos litros de agua al día”, ingiriendo toda clase de líquidos de forma excesiva. Por desgracia, se trata de una conducta que puede llegar a tener consecuencias devastadoras para su salud. Pero, ¿en qué consiste este trastorno? ¿Cómo abordarlo?

Qué es la potomanía

Así y aunque hidratarse correctamente es muy importante, podríamos definir la potomanía como la obsesión, preocupación desmesurada y necesidad de ingerir líquidos de forma compulsiva, principalmente agua, aunque también puede tratarse de zumos, refrescos y toda clase de bebidas. Un trastorno de la ansiedad cuyas causas pueden ser muy variadas.

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De hecho, son muchos los enfermos que la han desarrollado fruto de otras patologías mentales como la anorexia nerviosa, demencias, debilidad mental, trastornos de la personalidad y esquizofrenia, entre otras. Los desórdenes orgánicos o patologías hormonales como la diabetes también influyen.

En muchas ocasiones, además, se produce una disfunción de los osmorreceptores del hipotálamo, aquellos que regulan la sensación de sed y que llevan a estas personas a ingerir entre 10 y 15 litros diarios.

Los síntomas

Identificar a los pacientes no siempre resulta sencillo, aunque suelen orinar con mucha frecuencia e incluso experimentar dolores de cabeza, ataques de pánico, problemas para dormir y sensación de estrés. Otros síntomas derivados de la ingesta excesiva de líquido pueden ser los calambres musculares –derivados de la falta de sodio-, la confusión y, en determinados casos, las alucinaciones, parálisis, hinchazón en las articulaciones de las piernas y convulsiones. Mostrarse aletargado y somnoliento puede ser otro indicativo.

Consecuencias graves de padecer potomanía

Tal y como sucede con otros muchos trastornos de este tipo, las consecuencias de la potomanía pueden acabar siendo muy perjudiciales para quien la padece. De hecho suele derivar en lo que se conoce como intoxicación hídrica. Se trata de una alteración de los electrolitos –principalmente del sodio, el potasio y el cloro- que, en casos muy extremos puede dar lugar a complicaciones como la mielinosis central pontina por edema cerebral.

En términos más sencillos, esto se produce cuando los niveles de sodio se elevan muy rápidamente y causan un daño neurológico. Puede causar la muerte. Esto ocurre porque nuestro cuerpo, al eliminar el líquido, no solo acaba con el que le sobra, sino con otras sustancias imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo.

El tratamiento

Un abordaje apropiado de la potomanía requerirá de la visita al psicólogo o psiquiatra. El quid de la cuestión será determinar la causa que la provoca y, en función de ella, iniciar una terapia específica cuyo fin no solo será el de atenuar y acabar con los síntomas sino el de brindar al paciente las herramientas necesarias para que no tenga que recurrir a estos “objetos externos” para calmar su ansiedad. Algo que también ocurre en el caso de la bulimia y los comedores compulsivos, por ejemplo.

El uso de fármacos para disminuir la hiponatremia (si la hubiera) y la combinación con una dieta adecuada para reducir la “sensación de sed” también es recomendable, aunque deben respetarse los ritmos de cada persona, situación y manera de percibir el trastorno. En estos casos, no obstante, lo ideal será un abordaje llevado a cabo por varios médicos (médicos clínicos, psiquiatras, endocrinos y similares).