Deporte

La escalada: diversión, adrenalina y tonificación

Los beneficios de la escalada indoor y en el exterior, como ejercicio para tonificar todo el cuerpo, especialmente para pecho, dedos, gemelos, y muslos.

Durante los últimos años hemos visto cómo el running ha logrado hacerse con numerosos adeptos. Se trata de una disciplina fácil de poner en marcha, que no requiere de un acondicionamiento físico inicial demasiado exigente, y que resulta tremendamente competitivo pero también muy relajante. Sin embargo, no se trata de la única modalidad que cuenta con estas ventajas.

Sí, porque la escalada no solo conlleva los citados beneficios, sino que es un deporte que requiere de concentración, de práctica; y que implica grandes dosis de diversión y numerosos beneficios para todo nuestro cuerpo. Pero vayamos con algunos detalles más.

Qué es la escalada

Si no sabes en qué consiste la escalada es posible que te estés imaginando a alguien ascendiendo una montaña; una mínima parte de lo que este deporte conlleva. En concreto se trata de una técnica cuyo objetivo es el de subir o recorrer paredes de roca (o resinas), laderas escarpadas u otros relieves de distinta dificultad. Un objetivo que deberemos alcanzar valiéndonos de nuestras manos y pies pero, sobre todo, de un juego de equilibrio con nuestro propio peso.

Además, existen numerosas modalidades; y es posible practicarla tanto en el interior de un rocódromo como en una montaña o una pared al aire libre. Respecto a estas últimas, ciudades como Madrid cuentan con una amplia oferta de muros interurbanos en los que es frecuente encontrar a aficionados disfrutando de unas horas de entretenimiento. También podemos hacerla con o sin cuerda (los builders indoor cuentan con colchonetas en el suelo), decantarnos por la clásica, en roca, en hielo, la libre, la deportiva o el psicobloc.

Cada una cuenta con sus propias particularidades. Por ejemplo, la deportiva es divertidísima y muy variada, mientras que el psicobloc tiene el aliciente de escalar sin cuerda sobre el mar. Algo ya para escaladores avanzados, pues las paredes suelen superar los noventa grados de inclinación y es muy exigente.

Qué necesitas para practicarla

En términos generales (y a no ser que vayas a practicar escalada en hielo, en la que necesitarás un piolet específico) lo imprescindible serán los pies de gato. A la hora de elegirlos, deberás hacerlo en función de tu nivel. Lo recomendable es escoger dos tallas menos de la que calzas habitualmente, eso sí, sin que los dedos lleguen a curvarse en forma de garra.

Para los principiantes lo ideal son las suelas lisas y rectas, no arqueadas, mientras que los más avanzados agradecerán estas últimas formas para ganar precisión. También necesitarás ropa cómoda, preferentemente impermeable y magnesio para no resbalarte (hay diferentes formatos, pero te recomendamos comprarlo en polvo y hacerte con una magnesera, que podrás atarte a la cintura y utilizar una vez arriba).

El arnés de escalada (tienen perneras y cinturón), dispositivos aseguradores (si se usan bien evitan posibles caídas), los mosquetones (los automáticos son muy cómodos), y las cuerdas específicas también serán básicos cuando vayas a escalar con cuerda; algo que deberías hacer siempre que no practiques travesía o en aquellos casos en los que el suelo no sea de colchoneta; es decir, casi siempre.

Los beneficios de la escalada

Una de las grandes virtudes de la escalada son sus beneficios psicológicos y físicos. En cuanto a los primeros, requiere de concentración (hay que pensar dónde apoyarse, el recorrido previo, etcétera) y de un contacto cuerpo a cuerpo con la pared o el bloque. Además, esos pequeños pasos de más, ese medio metro que se avanza y que se da tras la práctica, esos diminutos progresos; resultan muy motivadores y estimulantes.

Por no hablar de la confianza que debemos depositar en aquel que nos asegura cuando la practicamos con cuerda; y de la paciencia que requiere para seguir intentándolo en determinados momentos. También nos ayuda a fijarnos metas y objetivos, una lección de vida, al fin y al cabo. Además, en el rocódromo hay opciones para todos los niveles, de manera que es complicado frustrarse. Y siempre podemos aprovechar las vacaciones para conocer nuevos lugares.

Respecto a las ventajas físicas, nos permite tonificar todo el cuerpo, mejorando la musculatura del pecho, los brazos (especialmente el antebrazo, que se endurece notablemente tras un solo mes de práctica), la espalda, las piernas, y los dedos. Un ejercicio muy completo que también favorece la concentración, mejora la flexibilidad, incrementa la capacidad cardiovascular y el equilibrio, y acaba con hasta 700 calorías por sesión.

Trucos y recomendaciones para empezar a hacer escalada

Dicho lo cual y si te está picando el gusanillo para empezar con la escalada, debes conocer algunos truquitos para evitar algunas incomodidades de principiante. Lo primero que tienes que saber es que existen varios tipos de magnesio, y que algunos de ellos cuentan con algunos ingredientes añadidos que favorecen la adherencia. Merece la pena gastar un poquito más de dinero.

Otro punto relacionado con las manos tiene que ver con los callos. Y es que si has empezado hace poco, tus palmas y falanges todavía deberán endurecerse. De hecho, es probable que más de un día te marches a casa con la piel hecha jirones. Para prevenirlo bastará con un sencillo truco: utiliza un esparadrapo fino para recubrirla, pero sin condicionar la articulación. De esta manera podrás intentar alcanzar las resinas sin miedo a resbalar y hacerte una herida.

En cuanto a los consejos relacionados con la técnica, tienes que saber que se trata de una disciplina que cuenta con una gran parte de práctica, de ir probando. Intenta equilibrarte llevando el peso hacia el centro del cuerpo, arrimándote a la pared (tiene sentido, si flexionas demasiado las piernas, el peso del trasero tirará de ti hacia atrás) y, en las piezas más pequeñas, ladea la puntera ligeramente. Empezar con la pierna y brazo opuestos también te ayudará.

Y recuerda: no es cuestión de fuerza en los brazos ni manos, sino de encontrar apoyos y de saber utilizar las piernas. Al principio, además, será importantísimo que cuentes con dos o tres puntos de apoyo y escojas las resinas o piedras con recovecos en su interior, fáciles de agarrar. Si no tienes molestias, procura ponerte los pies de gato sin calcetines, notarás cada detalle de la pared.